Tengo desde hace varios días una canción de Navidad metida en la cabeza como una cascada. Es algo raro que me circula adentro en los oídos y las sienes me habla de la alegría de compartir o de la pena de marcharse. Hago viajes cortos entre el pueblo y la ciudad o entre la ciudad y la noche y mientras voy en la carretera la melodía sigue ahí Merry Christmas Merry Christmas con coros y trompetas voces dulces atraviesan mi alma y la cuartean para cicatrizarla absorben la sangre del espíritu a una especie de cielo al agujero pleno de diciembre que se aleja y acerca como un fantasma al final y al comienzo de esa cosa trémula que se llaman los años.
Si la ciencia no puede explicar el para qué de los fenómenos, pues preguntadle eso a Dios. Él tiene la respuesta para todo lo que ocurre en Su Creación.
Cuando alcancé la madurez intelectual y empecé a preguntarme si era ateo, teísta o panteísta; materialista o idealista; cristiano o librepensador; descubrí que cuanto más aprendía y reflexionaba, menos preparado me sentía para responder; hasta que, al fin, llegué a la conclusión de que no tenía arte ni parte en cualquiera de esos términos, excepto el último. La única cosa en la que todos ellos estaban de acuerdo era la única cosa en la que yo me diferenciaba de todos ellos. Todos estaban seguros de que habían alcanzado una cierta gnosis -habían resuelto, más o menos satisfactoriamente, el problema de la existencia-; mientras que yo estaba bastante seguro de que no lo había logrado, y tenía una convicción bastante fuerte de que el problema era insoluble. Así que me puse a pensar, e inventé un término que me pareció adecuado, el de “agnóstico”. Me pareció sugerentemente opuesto al “gnóstico” de la historia de la Iglesia, que afirmaba saber tantas cosas de aquello que yo ignoraba.
La física explica los qués y los cómos. La ciencia de los porqués y para qués no se expresa (o eso parece) en fórmulas ni en ecuaciones.
ReplyDeleteTengo desde hace varios días
ReplyDeleteuna canción de Navidad
metida en la cabeza
como una cascada.
Es algo raro
que me circula adentro
en los oídos y las sienes
me habla de la alegría de compartir
o de la pena de marcharse.
Hago viajes cortos entre el pueblo y la ciudad
o entre la ciudad y la noche
y mientras voy en la carretera
la melodía sigue ahí
Merry Christmas Merry Christmas
con coros y trompetas
voces dulces atraviesan mi alma
y la cuartean para cicatrizarla
absorben la sangre del espíritu
a una especie de cielo
al agujero pleno de diciembre
que se aleja y acerca como un fantasma
al final y al comienzo de esa cosa trémula
que se llaman los años.
(Gabriel Jiménez Emám)
Si la ciencia no puede explicar el para qué de los fenómenos, pues preguntadle eso a Dios. Él tiene la respuesta para todo lo que ocurre en Su Creación.
ReplyDeleteCuando alcancé la madurez intelectual y empecé a preguntarme si era ateo, teísta o panteísta; materialista o idealista; cristiano o librepensador; descubrí que cuanto más aprendía y reflexionaba, menos preparado me sentía para responder; hasta que, al fin, llegué a la conclusión de que no tenía arte ni parte en cualquiera de esos términos, excepto el último. La única cosa en la que todos ellos estaban de acuerdo era la única cosa en la que yo me diferenciaba de todos ellos. Todos estaban seguros de que habían alcanzado una cierta gnosis -habían resuelto, más o menos satisfactoriamente, el problema de la existencia-; mientras que yo estaba bastante seguro de que no lo había logrado, y tenía una convicción bastante fuerte de que el problema era insoluble. Así que me puse a pensar, e inventé un término que me pareció adecuado, el de “agnóstico”. Me pareció sugerentemente opuesto al “gnóstico” de la historia de la Iglesia, que afirmaba saber tantas cosas de aquello que yo ignoraba.
ReplyDelete( Thomas Henry Huxley )
Todo estriba en desarrollar el Espíritu de Fe; mismo que, únicamente ha sido otorgado a todos los seres humanos.
DeleteCasi ilegibles,
ReplyDeleteademás de torcidos,
son sus renglones.
E indescifrado
ReplyDelete(quizá no indescifrable)
es el cuaderno.
No hace falta que sea real para ser cierto. Podemos vivir en una fantasía apreciable y consecuente llenos de dicha.
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