¡Hora morada y profunda, áurea y roja de cálidos luceros!
—Altas, profusas, lejanas, multiplican, oscuras, las campanas sus sones pregoneros—.
El ambiente se inunda de un viento ardiente de pureza, y un cielo no pintado se va extendiendo entre las nubes granas y redondas. El ángel del pasado lo ha cruzado, resplandeciendo belleza.
—Altas, profusas, lejanas, multiplican, oscuras, las campanas sus sones vesperales—.
La cabeza febril se me ha doblado sobre los tibios cristales del jardín verdeazul en la penumbra, rosado de los últimos rosales. Mi corazón se alumbra de oro blanco por dentro súbitamente. ... ¡Ahora sí que encuentro en mí tu porvenir, puro pasado!
Ay qué pesado
ReplyDeletequé pesado
siempre pensando en el pasado.
que la vida está esperando.
No te lo pienses demasiado,
Ay qué pesado
ReplyDeletequé pesado
siempre pensando en el pasado.
No te lo pienses demasiado,
que la vida está esperando.
No estoy
ReplyDeleteno esperes más
hace tiempo me he ido
no busques
no preguntes
no llames que no hay nadie.
Es una loca brisa de otros días
que gime
es un pañuelo al viento
que remeda señales.
No llames
no destroces tu mano
golpeando
no grites no preguntes
que no hay nadie
no hay nadie.
(IDEA VILARIÑO)
El futuro son hojas en los árboles...
ReplyDelete¡Hora morada y profunda,
ReplyDeleteáurea y roja de cálidos luceros!
—Altas, profusas, lejanas,
multiplican, oscuras, las campanas
sus sones pregoneros—.
El ambiente se inunda
de un viento ardiente de pureza,
y un cielo no pintado
se va extendiendo entre las nubes granas
y redondas.
El ángel del pasado lo ha cruzado,
resplandeciendo belleza.
—Altas, profusas, lejanas,
multiplican, oscuras, las campanas
sus sones vesperales—.
La cabeza febril se me ha doblado
sobre los tibios cristales
del jardín verdeazul en la penumbra,
rosado de los últimos rosales.
Mi corazón se alumbra
de oro blanco por dentro
súbitamente.
... ¡Ahora sí que encuentro
en mí tu porvenir, puro pasado!
(JUAN RAMÓN JIMÉNEZ)