Si acaso Pompeya quedó petrificada por la fuerza del sino universal - como un acto inacabado del big ben -, en términos de la creación de los cielos y la tierra, también, cabe pensar, que los productos de la creación divina nunca se terminan. Solo evolucionan y los seres humanos los perfeccionan.
No olvidar que hay dos clasea de destino : el determinado por fuerzas divinas y el determinado por los mismos seres humanos, desgraciadamente, por un malentendido de su albedrío.
Dios no ha creado al mundo por amor para luego destruirlo por pura negligencia. Si el planeta Tierra se destruyera, seria por negligencia del ser humano. Nunca ocurrirá, pero podría sufrir tanta tribulación y muerte, tal cual, ocurriera con Pompeya. Siempre habrá la oportundad de que nos envíen otra Afca de Noé.
Ojalá se cumplan tus deseos y palabras, Roberto. De manera directa u oblicua, derechamente o con sinuosidades, fácilmente o a trancas y barrancas... ojalá se cumpla la no-destrucción, el no-autohumanicidio.
Si acaso Pompeya quedó petrificada por la fuerza del sino universal - como un acto inacabado del big ben -, en términos de la creación de los cielos y la tierra, también, cabe pensar, que los productos de la creación divina nunca se terminan. Solo evolucionan y los seres humanos los perfeccionan.
ReplyDeleteNo olvidar que hay dos clasea de destino : el determinado por fuerzas divinas y el determinado por los mismos seres humanos, desgraciadamente, por un malentendido de su albedrío.
Dios no ha creado al mundo por amor para luego destruirlo por pura negligencia. Si el planeta Tierra se destruyera, seria por negligencia del ser humano. Nunca ocurrirá, pero podría sufrir tanta tribulación y muerte, tal cual, ocurriera con Pompeya. Siempre habrá la oportundad de que nos envíen otra Afca de Noé.
Ojalá se cumplan tus deseos y palabras, Roberto. De manera directa u oblicua, derechamente o con sinuosidades, fácilmente o a trancas y barrancas... ojalá se cumpla la no-destrucción, el no-autohumanicidio.
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